Creamos poemas de más de 100 metros de longitud en calles y plazas de muchas ciudades del mundo. En 2007, dimos unos talleres de poesía por varias ciudades de Argentina, Chile y México. En todas las ciudades escuchábamos emocionados lo que escribían los niños en sus libretas. Eran niños de barrios muy desfavorecidos y niveles educativos bajos. Los versos eran tan bonitos que nos daba pena que el resto de la ciudad, miles y miles de personas no tuvieran la suerte de leerlos y emocionarse igualmente.  Así, en el DF, en medio de la mayor ciudad de Latino América, nació el Poema Gigante. Fijamos una plancha de papel de 120 metros al suelo y convocamos a esos niños a escribir en él. Cientos de personas se acercaban a leer y a escribir también sus versos.

Desde entonces hemos compartido la experiencia en más de 60 ciudades del mundo y la sensación es constante: la gente está llena de poesía y cuando se le da una oportunidad así, la aprovechan para sacar el poeta que llevan dentro, para emocionarse y emocionar con la palabra. Los Poemas Gigantes son una experiencia de creación colectiva de belleza. Algo completamente necesario en un mundo como el nuestro, con tantos ejemplos de lo contrario.

Por lo general, los Poemas Gigantes se escriben a lo largo de un día y participan una media de 2000 personas. En ellos, hemos propuesto temas muy diversos como el cuidado del medio ambiente, la paz, la diversidad cultural, la importancia de la lectura, la igualdad de género, el cuidado de las ciudades, etc. Los medios de comunicación han prestado una atención excepcional al proyecto y han contribuido a multiplicar el impacto social del mismo.